La representación de la mujer política en las próximas discusiones electorales es una necesidad

La baja presencia de mujeres en los espacios de representación política es una realidad sustentada en cifras. Cifras lo suficientemente contundentes y alarmantes como para demostrar que hay un desequilibrio que sitúa a la mujer como objeto de la política más no así como sujeto activo de la misma.

Aunque nos duela aceptarlo, existe una gran diferencia entre ser militante y/o caballito de batalla de un partido político y ser figura potencial para un cargo de elección popular. Los escollos a salvar son muchos y las herramientas muy pocas. Sin embargo, la costumbre del mercado político nos dicta que así son las cosas y punto. Es el sistema tal cual como está concebido.

Por otra parte, en nuestro país persiste la idea de que mejor fórmula conocida que formula por conocer, ya que se toma por cierta la premisa de que, si algo siempre se ha hecho así, seguramente es la mejor forma de hacerlo y para qué complicarse. Existe una marcada renuencia al cambio, lo que provoca que abordemos problemáticas sociales del nuevo siglo con fórmulas sociales y políticas del medioevo, simplemente por no dar paso al cambio y la inclusión que implicaría el empoderamiento de la mujer como sujeto y no como objeto de la dinámica social y política.

Sin embargo, más allá de esa mentalidad aldeana y restringida de la política no inclusiva, se observan intentos por cambiar el enfoque de las cosas y de transformar la política en un arte incluyente y no en una simple táctica excluyente cuyo único objetivo es captar votos y adeptos.

A mi parecer, nunca antes como en este siglo la complejidad de gobernar se ha hecho tan latente. Los recursos en el ámbito público son cada día más limitados y los funcionarios pasan de ser simples administradores a ser considerados como sendos “gestores públicos”. Se promueven cambios estructurales en las relaciones sociales a todos los niveles, para lo cual, nuevos retos exigen nuevas fórmulas.

Las fórmulas necesarias no apuntan a rescindir el contrato social adquirido o a la instauración de matriarcados políticos, sino más bien a la reformulación de dicho contrato social, teniendo en mente un modelo de sociedad más justa donde las personas, hombres y mujeres, gocen de derechos porque forman parte de esa ciudadanía, independientemente del origen, cultura, género o nivel económico, dando cabida a la valoración de puntos de vista diversos y decisiones consensuadas.

En lo concerniente a la paridad, el ideal es que no sean necesarias las llamadas cuotas definitorias para alcanzar la tan anhelada equidad y que, por dinámica propia, el sistema fuese capaz de generar las sinergias que permitan que hombres y mujeres capacitados encuentren su espacio en el activismo político y ejerzan cargos públicos según sus capacidades y competencias. Pero esto no es así, y como en todo sistema complejo, existen comportamientos erráticos que deben ser balanceados por los miembros del sistema.

Entiéndase extrapolándolo al ámbito social; las asociaciones, gremios, foros y ciudadanía en general. Razón por la cual todos y todas tenemos una responsabilidad en esta campaña para que las mujeres que militan en los colectivos políticos del país tengan voz y voto en las próximas discusiones de las reformas electorales que se inician en enero de 2010.

Comparto lo establecido en la Declaración de Atenas al considerar que la infrarrepresentación de las mujeres en los puestos de decisión impide asumir plenamente los intereses y las necesidades del conjunto de la sociedad y que mal se puede hablar de democracia, Cultura de paz y gobernanza si no existe un equilibrio y/o paridad en la participación de hombres y mujeres en la toma de decisiones que permita generar ideas y conductas consensuadas en aras del bien común.

Una suerte de efecto mariposa podría perfectamente ser aplicable a nuestra causa.

Así que a continuar trabajando!

2 comentarios:

Johanna dijo...

Comparto, muchísimo este punto de vista y es que si damos una vuelta, por las universidades a nivel de estudios de Maestrías y Post Grados, el número de mujeres es cada vez mayor, sin embargo tanto a nivel público como privado, la mujer es vista con mayor recelo al momento de ocupar un alto puesto gerencial o político, y en este último incluso los actos de la mujer son medidos con una lupa mucho más fina que un político masculino, sin querer caer en el feminismo, pero no es igual. Y es que nuestro rol de ser hijas, madres, esposas, amigas, compañeras, y muchas veces hasta psicólogas (aunque de profesión no lo seamos), nos limita ante un mundo cada vez más exigente que ve sesgado nuestro trabajo por todas aquellas responsabilidades que nos acotan día a día, esto sin mencionar la desigualdad de salarios, pero creo que poco a poco los cambios se darán en la manera en que nos preparemos y afrontemos con responsabilidad todos nuestros roles, demostrando que un individuo altamente capacitado es eficaz y eficiente independientemente de su sexo.

Anónimo dijo...

No sin antes felicitar a la creadora de este blog tan cultural y moderno me gustaria añadir un pensamiento personal que se basa en que no se nace hombre ,ni se nace mujer ; se nace persona y si ese pensamiento se lograra expandir ante la sociedad la mujer no seria vista como un nuevo reto o mas bien como el motivo de competitividad de aquellos hombres que ameritan su fracaso a un par de piernas sin mencionar la oleada de mujeres que estuvieron trabajando bajo el telon de la injusticia del empresario que nunca atribuyo su exito a la persona que detras de un escritorio hecho a andar el sueño que estuvo siempre dormido.
Con este comentario quiero exortar a todas las mujeres que sigan triunfando en las ciencias politicas , en el gobierno e incluso en los negocios y a los hombres que nunca se es muy joven ni muy viejo para aprender y porque no para conseguir el exito y que por cada hombre hay dos mujeres que con mucha sed de conocimiento lo que busca no es la competencia de sexos sino la preservacion de los derechos humanos sin dejar los valores a un lado para lograr nuestras metas y sueños.