Magísteres en Gestión Pública: Claves en la profesionalización de los estados






Como parte de nuestra labor educativa e informativa, deseamos compartir con nuestros selectos lectores un interesante artículo publicado en el portal EducAmericas el día 12/02/2010 por Henriette Iraçabal, editora del Portal.

El citado artículo hace referencia al fuerte impacto que estan adquiriendo las maestrías en gestión y gerencia pública y titulaciones relacionadas en países latinoamericanos. Se destaca especialmente el caso de Chile y las iniciativas del nuevo gobierno al valorar entre sus opciones para cargos públicos de alto nivel la formación académica y experiencia profesional, además de la carrera política de los candidatos.

Lo anterior cobra especial importancia en  momentos en que nuestros países ameritan de una gestión y políticas públicas transparentes, sustentables y participativas, en donde la politización, amiguismo, clientelismo y procesos de cooptación políticos en temas tan importantes como la selección de personal,sean subrogados por máximas como productividad, eficiencia, eficacia y sentido común a la hora de gestionar los bienes públicos. Y la contratación de funcionarios públicos con vocación de servicio, experiencia, preparación comprobada y actualización constante en cuanto a técnicas y herramientas de gestión pública, dejen de ser una aspiración quimérica, para convertirse en aspecto obligado en la maximización de los estándares públicos.

Para ustedes el artículo: 

Magísteres en Gestión Pública: Claves en la profesionalización de los estados. Cortesía de Henriette Iraçabal, Portal EducAmericas.    
                 
En los últimos días Chile ha estado en el centro de la noticia por el nombramiento del nuevo gabinete ministerial que asumirá el 11 de marzo próximo junto al presidente electo Sebastián Piñera. Como era de esperarse, han llovido las críticas y las felicitaciones de un lado y del otro, pero quizás una de las cosas que ha destacado positivamente es que los ministros han sido elegidos más por su formación y experiencia profesional que por su carrera política.

Y es que efectivamente en América Latina cada vez que hay cambio de gobierno un sinnúmero de funcionarios y colaboradores llegan a la administración pública por mera recomendación política y no siempre por mérito profesional.

Para Óscar Landerretche, director académico del magíster en gestión y gerencia pública de la Escuela de Negocios de la Universidad de Talca (ENS), "hasta que no haya una carrera pública completa profesional siempre va a existir la duda de que el aparato público es como una torta de milhojas, donde los funcionarios han ido entrando por la vía de las recomendaciones de los políticos de turno".

Así lo aseguró en el lanzamiento de este posgrado en agosto de 2009, agregando que lo correcto sería tener un servicio público totalmente profesionalizado, al que se entre por carrera, en el que se vayan haciendo cursos de perfeccionamiento y avanzando, de manera que las jefaturas tengan un elemento de profesionalismo asegurado, que les permita entenderse con los políticos y autoridades en forma fluida y evite la actual vulnerabilidad.

Landerretche, quien viene de la arena política y que ahora está dedicado plenamente a la vida académica, considera que los magíster en gestión y gerencia pública juegan un papel fundamental en el proceso de profesionalizar el Estado, "ya que permiten a los funcionarios que han alcanzado un nivel intermedio, conocer ciertas disciplinas que les hacen entender el entorno en que opera su entidad, además de aprender a programar y monitorear las actividades que les corresponden", según señaló en una nota publicada por la misma casa de estudios.

El programa de magíster de la Universidad de Talca -que se ha propuesto impartir una enseñanza multidisciplinaria, actualizada y de alta calidad para la gestión moderna e ilustrada de las organizaciones públicas- orienta su trabajo al desarrollo individual de cada uno de los estudiantes con el objeto de mejorar sus habilidades gerenciales. Para su director académico, este programa se diferencia de otros en el sentido que apunta más a la gestión y a la ejecución, que a la dirección y diseño de políticas públicas o a las ciencias políticas como otros.

La Universidad de Chile es otra que tiene una alternativa de posgrado en gestión pública, el cual tiene por meta desarrollar tres conjuntos de competencias -gerenciales, técnicas y políticas- que están interconectadas y que en esta casa de estudios consideran claves para formar a un buen administrador del sector público.

Según describe el sitio web de este programa de magíster, las competencias gerenciales incluyen el liderazgo y la visión estratégica para llevar adelante cambios organizacionales e innovaciones que tengan un efectivo impacto de bienestar social, mientras que las competencias técnicas están relacionadas con el manejo de herramientas y técnicas que respalden un proceso de toma de decisiones racional, incluyendo modelos de gestión y el uso de estadísticas. Finalmente, las competencias políticas marcan la diferencia principal entre los directivos del sector público versus los del sector privado, ya que manejar un grado de sensibilidad política es esencial para lograr una gestión pública efectiva. Las competencias deben en este caso incluir la comprensión de las lógicas de poder en que se inserta la función pública, así como la capacidad de responder a las dinámicas condiciones que marcan el contexto político contingente.

2 comentarios:

Mgtr. Alessandra I. Calcagno J. dijo...

Necesitamos de alguna forma u otra tener aún más en consideración a aquellos estudiantes visionarios, quienes han visto esta carrera, y han decidido que es el futuro mundial de la gobernanza.
Sin embargo, como comenta dicho artìculo, se tiene por elección a aquellos que por "favoritismo" o carreras cercanas a la política, llegan a obtener dichas posiciones, más no teniendo las aptitudes que se requieren para un puesto del gobierno, el punto clave de estudio.
Necesitamos dar prioridad a los que han logrado ver que a traves nuevos estudios pueden dar mejor soporte y apoyo a las posiciones gubernamentales.
Gracias,

@GestionPublica dijo...

Muchísimas gracias por tu atinado comentario apreciada Alessandra.

Tanto el favoritismo, como el clientelismo político, son para las administraciones públicas como el cáncer para el cuerpo humano.

Una vez ocurre la aparición en exceso de alguna de estás células malignas, se van produciendo reacciones en cadena que terminan generando la aparición de más células anormales que se multiplican incesantemente y poco a poco terminan provocando una diseminación a otras partes del cuerpo (metástasis). De igual manera, males endémicos como la corrupción, falta de transparencia, ineficiencia, ineficacia y la no rendición de cuentas en las administraciones públicas son como células cancerígenas que inician en un departamento o dirección de alguna institución pública, pero terminan extendiéndose, contaminando e infectando a un sinnúmero de instituciones del Estado, generando inestabilidad, falta de credibilidad y pérdida de legitimidad en la institucionalidad del estado.

Ahora bien, si nos vamos a la génesis o aparición de dichas células que infectan al resto del tejido público, llegaremos inevitablemente a la conclusión de que la designación y destitución de funcionarios públicos basado en criterios político partidistas dificulta la preservación de la sanidad administrativa de las organizaciones públicas.

En este sentido, el mensaje de la sociedad es claro, se busca aspirar a servicios públicos de calidad, a políticas públicas que impacten a los sectores mas vulnerables del país, que se evalúe dicho impacto antes, durante y después de la implementación de dichas políticas públicas y que sean personas con trayectoria, experiencia y/o formación profesional comprobada, quiénes sean nombrados y promocionados considerando las necesidades estratégicas de la organización y no solamente su entorno político puntual.

Cualquier subterfugio retórico en contra de la profesionalización en el ámbito público, pierde validez si se tiene en cuenta que nadie confiaría su vida a un doctor que carezca de idoneidad para atender a un paciente, nadie contrataría a un arquitecto que desconociera principios básicos de antropometría, circulación, ventilación, iluminación o acústica y nadie confiaría en el asesoramiento de un abogado que a todas luces desconozca los principios básicos rectores del derecho.

Siendo esto así resulta un cuestionamiento casi místico, el poder determinar que motiva que nuestras sociedades modernas no se levanten enérgicamente contra toda forma de deslegitimación funcionarial.

El funcionario público y sus necesidades deben ser atendidas por los gobiernos, debe elevarse el tema de la profesionalización y capacitación de los funcionarios a un asunto de estado, debe reconocerse que existimos profesionales preparados para hacer frente a cargos públicos de alto nivel y que el factor político (ser independiente o pertenecer a un partido político contrario al gobierno de turno) no debe ser determinante para la incorporación del mismo en el aparato estatal.

No considerar lo anterior, nos colocaría frente a un debilitamiento paulatino del estado y su inevitable impacto en la productividad nacional.

La función directiva de las organizaciones públicas no es un asunto que deba dejarse en manos de políticos no preparados, ya que gestionar y administrar los asuntos públicos, requiere de habilidades, competencias, estrategias y herramientas que en base a la formación, capacitación y experiencia permiten la excelencia en el servicio civil.

En tal caso, tanto para los funcionarios de carrera, como para los políticos o quiénes deseemos incursionar en tan importante actividad, la preparación y capacitación continua es un imperativo ético si se pretende detentar un cargo o puesto público con honor y dignidad.