Panamá: Sentimiento de Amor Patriótico

                                                                                                            

Al conmemorarse hoy 3 de Noviembre, los 107 años de separación de Panamá de Colombia, entre desfiles, muestras autóctonas de homenaje a la patria y actos oficiales, no puedo menos que reflexionar sobre el verdadero significado de estas fechas.

Desde hace buen tiempo a esta parte, los medios de comunicación y otros sectores de la sociedad panameña, han insistido considerablemente en la necesidad de que la ciudadanía "conozca" el significado de las fiestas patrias, sus días, sus personajes e iconografía.

Quizás muchos panameños han acudido a dicho llamado, aprendiendo a recitar por acto reflejo, que el 4 de noviembre se conmemora el Día de la Bandera, el 5 de Noviembre la rendición Colombiana en Colón, el 10 de noviembre el Primer Grito de Independencia en la Villa de Los Santos y el 28 de Noviembre la Independencia de Panamá de España. Lo cual desde un punto de vista un tanto conformista es mejor que nada, si se parte de la premisa de que hace un par de años atrás, muchas personas al ser consultadas sobre las efemérides patrias respondían erróneamente o en ocasiones manifestaban no saber que se celebraba.

Sin embargo, nuestra patria merece mucho más que conformismos. Razón por la cual en un día como hoy, además del obligado repertorio de fechas claves, hay que decidirse a edificar nuestra patria los 365 días del año, como compromiso ciudadano ineludible.

Edificar y amar a nuestra patria “Panamá”, es mucho más que pasar una prueba de fechas (aunque es importantísimo conocerlas), llevar a Panamá en el alma es mucho más que unirse en un partido de fútbol, vitorear todos juntos al Nica, enorgullecernos con cada triunfo de Saladino o recordar las proezas de un ídolo de la envergadura de Roberto Durán.

Sin duda alguna, todo lo anterior es parte de lo que somos, de lo excelente que podemos ser cuando nos disciplinamos, pero ante todo es un reto elevar a la enésima potencia las figuras y logros nacionales alcanzados. Y sobre todo es un reto para unificarnos en base a un ideario de nación, que debemos definir.

La patria es mucho más que el recuerdo y la memoria, aunque se simiente en ellos, la patria es lo que hacemos con ella hoy, los valores comunes que protegemos y la identidad que conformamos con cada acción individual y colectiva hacia el progreso.

La patria y el amor a ella es lo que queda luego de nuestras acciones como nacionales, lo que queda luego de que nuestras acciones correctas o incorrectas, corruptas u honorables, lastiman o no su honra e integridad, como si de un ser vivo se tratase. En cada acto en que nos rendimos a mezquinos intereses, descuidando, hipotecando o conservamos sus bienes, en cada acto dónde como ciudadano común, gobernante o político negociamos o transamos a costa de ella y no por ella, nos traicionamos como patriotas y la traicionamos a ella como patria.

La patria y el amor a ella es el sentido solidario que le damos a nuestro trabajo, esfuerzo y dedicación.

La patria y el amor a su existencia y a nuestra existencia en ella, no sólo es irritarnos cuando un extranjero nos hace ver lo que adolecemos, sino como dejar la carencia de aquello que efectivamente comprobamos que nos hace falta para ser un mejor país.

El amor patriótico, como una derivación del amor, pese a ser indefinible, difícilmente encuadrable y subjetivo para cada quién, no deja de necesitar lealtad, integridad, constancia, solidaridad, compañerismo, entrega, valores, principios y responsabilidad que cuando se traicionan, fisuran nuestra relación con el objeto de nuestro afecto, en este caso la patria.

El amor a Panamá se proyecta con la responsabilidad que como nacionales de nuestro país imprimimos a nuestros actos, ya sea desde el ámbito privado, con el respeto que practicamos como particulares hacia el resto de nuestros compatriotas, hasta el ámbito público, en dónde la ética, transparencia y honestidad con la que nos conducimos en cargos públicos frente a la gestión pública y construcción de nuestro proyecto de nación, nos define como panameños que realmente aman a su patria o no.

No temiendo pecar de idealista según algunos, estoy y siempre estaré convencida de que el deseo de perfeccionar el terruño donde vivimos, más allá de ser quimérico, debe ser la aspiración máxima de todo ciudadano panameño y es sumamente posible con compromiso y voluntad.

En dicho proyecto de perfeccionamiento de nación, no dejemos de mirar a los principios, no confundamos alianza con solidaridad, a la ausencia de guerra con paz, al avance económico con el progreso equitativo y lo más importante; no confundamos país con nación, lo cual implica identidad, una identidad que depende de cada uno de nosotros los panameños.

Hagamos de ser panameños un honor no solo emotivo, sino real y palpable en nuestro diario accionar como ciudadanos.









1 comentario:

César Elías Samudio Castro dijo...

Excelente reflexión. Escribo un libro sobre este tema. Me gustaría entrevistrarla. Atte. César Samudio. David-Chiriquí.