Múltiples Aristas de una Realidad Insoslayable: La Violencia contra la Mujer


En esta ocasión queridos lectores me distanciaré un poco de los esquemas a los que he ajustado mis anteriores artículos, para abordar una temática distinta a la usualmente tratada en este blog.

El tema que deseo compartir con ustedes en esta entrega, poco tiene que ver con la parte técnica de la gestión pública, pero si con las duras realidades que enfrentan un sinnúmero de mujeres en el mundo y a las cuales se trata de atender a diario en nuestras instituciones. Me refiero con esto a la violencia y maltrato contra la mujer, realidad que año tras año cobra la vida de muchas mujeres en Panamá y el mundo.

El abordaje del la violencia contra la mujer nos obliga a tratar de comprender un innegable aspecto subyacente en cada caso de maltrato físico y psicológico. Esto es, claro está, el componente de control y poder que ejerce o desea ejercer una persona sobre otra, es decir un hombre hacia una mujer e incluso una mujer hacia un hombre.

La confrontación de posiciones, posturas y filosofía de vida distintas que a menudo pretenden hacer converger las personas que unen sus vidas en matrimonio e incluso en el noviazgo, hace de las relaciones un caldo de cultivo para situaciones altamente estresantes que de no ser correctamente manejadas seguramente dará como resultado la utilización de métodos mucho más violentos que la simple imposición verbal de una postura.

Lo antes mencionado sumado al criterio imperante en una sociedad que ha idealizado el concepto de amor y  de relaciones de pareja hasta un punto casi ridículo, ha orillado a la mujer a seguir patrones conductuales que refuerzan la permanencia dentro de una relación (so pretexto de cumplir con el deber hacia los hijos, los padres y la institución del matrimonio hasta las ultimas consecuencias), lo cual a su vez ha generado una actitud de desmedida complacencia por parte de la misma, que relegándose a segundo plano, ha decidido asumir las secuelas psicológicas y en muchos casos las marcas físicas de su necesidad de embonar en el concepto de familia perfecta y pareja feliz, tolerando en muchos casos, indignidad tras indignidad, irrespeto tras irrespeto, hasta desembocar en un ciclo de maltrato físico y psicológico reiterado.

Ahora bien, el análisis de las causas del maltrato hacia la mujer nos lleva a encontrar múltiples aristas y poca posibilidad para conclusiones univocas. Esto es así si se considera que ahí dónde existe un maltratador por derivación existe una persona maltratada a la cual no le es posible desvincularse del ciclo de maltrato mencionado anteriormente y en el que intervienen fenómenos psicológicos, sociales, económicos y afectivos que arraigan, perpetúan y agudizan su condición.

La Declaración de Las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer establece tres contextos en los cuales se manifiesta la violencia contra la mujer (sin que estos sean los únicos casos existentes). Estos son: La violencia en el seno de la familia, la violencia dentro de la comunidad y la violencia cometida o tolerada por el Estado.

Haciendo referencia al primer contexto, es decir la violencia que se lleva a cabo en el seno de la familia o también conocida como “violencia domestica”, hemos querido resaltar el estudio publicado por la UNICEF, denominado “La Violencia Doméstica contra Mujeres y Niñas” que resalta los tipos de violencia infringidas por personas con quien las mujeres tienen una relación intima o por otros miembros de la familia y las cuales son:

Malos tratos Físicos: Bofetones, golpes, torsión de brazos, puñaladas, estrangulación, quemaduras, sofocación, patadas, amenazas con armas u otros objetos, etc.

El Abuso Sexual: Relaciones sexuales forzadas, impuesta mediante amenazas e intimidaciones.

La violencia psicológica: Que consiste en comportamientos con miras a intimidar y atormentar la victima, y que asume diferentes formas.

Este último tipo de violencia no por imperceptible deja de ser importante, ya que por el contrario, es quizás el más nefasto por su continuidad y permanencia en el tiempo, dado que la mayor parte de las cicatrices físicas sanan con el paso de los días, meses y años, más no así las psicológicas, que terminan minando capacidades imprescindibles en el individuo (voluntad, decisión y entereza) y, fundamentales para su salud mental y espiritual.

La sanidad de una relación esta dada por la capacidad para resolver situaciones, sin necesidad de acudir a los insultos, golpes y menosprecio por el criterio de cualquiera de las partes. Cuando esto ocurre sin duda alguna estamos frente a una relación viciada y altamente dañina, que seguramente terminará introduciendo a quienes la conforman en un tiovivo de desgastes y frustraciones que nada tiene que ver con el amor, sino probablemente con el hábito, la costumbre, el temor a la soledad, la obsesión de alguna de las partes o el  compromiso ante la sociedad, pero nunca con el amor.

El maltrato en las relaciones no solo genera profundas heridas y cicatrices difíciles de borrar para quienes la padecen o han padecido, sino también para su entorno, en el que normalmente están de por medio menores de edad que ven en las acciones de sus “pseudomodelos” a seguir, el patrón o carta de navegación que les dará las coordenadas para conducir el barco de sus relaciones con otras personas y continuar reproduciendo dichos modelos esta vez con sus propias familias.

Es menester entender que la persona que asume el papel de abusador en una relación, lo será aún cuando la otra parte intente satisfacer los desmedidos requerimientos de aquel, ya que es muy probable que dichos requerimientos a satisfacer vayan aumentando paulatinamente conforme el abusador sienta que va ganando terreno y poder dentro de la dinámica afectiva.

La manipulación a que da lugar la conducta megalómana de ciertos abusadores, que ven en sus victimas una extensión de sus propiedades, es quizás, una de las más duras pruebas a las que se ven enfrentadas un sinnúmero de mujeres que en estos momentos, son psíquica, física y sexualmente maltratadas. Dicha manipulación se verifica a todos los niveles, desde el característico “Si me amas, te quedarás a mi lado para siempre (pase lo que pase )”, hasta “lo siento, no fue mi intención hacerte daño” o bien “si te vas de mi lado, no te quedará nada”.

Las tácticas psicológicas caracterizada por este tipo de frases o mensajes, son la punta del iceberg de una base mucho más dañina como lo son las restricciones materiales o bien el adoctrinamiento constante del que hacen gala la mayoría de los maltratadores/as y que son capaces de incidir en el comportamiento, pensamiento, emociones o decisiones de manera mucho mas certera de lo que los golpes pueden lograr, ya que el objetivo no es la piel, sino el alma misma de quién recibe dichas lesiones.

La domesticación (si es correcto pensar que un método de adiestramiento animal o de cultivo de plantas es aplicable a un ser humano ) a la que ciertas mentes perjudiciales someten a sus compañeras/os sentimentales en ocasiones puede llegar a ser tan sutil y solapada que al principio van mellando poco a poco las capacidades de discernimiento de la otra parte, aislándola de amistades y familia y lo que es peor, generando en la persona abusada un sentimiento infundado de inseguridad con respecto al futuro, que nada tiene que ver con el confort que debe generar un buen amor, ya que a la postre termina generando una dependencia dañina para cualquier ser humano.

Es importante señalar para quiénes estén en una situación de maltrato, que la mejor relación no es aquella que lo absorbe todo, tiempo, espacio, energía y tampoco es una prueba de resistencia, ya que no hay nada que relacione capacidad para soportar irrespetos, deslealtades, infidelidades, con el amor.

En fin, creo que esta realidad da para mucha tela que cortar y seguramente existirán personas mucho mas idóneas que yo para hablar del amor y sus demonios, en mi caso solamente deseo ofrecer a mis fieles lectores y a quienes por casualidad se han topado con este blog, un poco de claridad en cuanto a lo que es posible tolerar so pretexto de luchar por la “felicidad” vs la salud mental y espiritual a la que toda persona debe aspirar en la vida.

Lo que si es un hecho es que la violencia hacia la mujer no es un “asunto privado” como se llegó a considerar en el pasado, ya que lejos de serlo, es un cáncer que termina invadiendo y afectando diversos aspectos de lo público, la ley, economía, derechos humanos y en general todo aquellos ámbitos en donde la mujer se desenvuelve. En síntesis es un asunto más público que nunca y nos afecta a todos.

Me propuse en esta primera entrega de mis reflexiones sobre la violencia contra la mujer simplemente elucubrar sobre todo lo relacionado con esta realidad. Me comprometo más adelante abordar el tema con mayor rigor académico, presentando enfoques institucionales, cifras, algunos estudios, propuestas de intervención y sugerencia de políticas públicas preventivas.

1 comentario:

Quesada dijo...

Hola, muy buenas! en primer lugar, felicidades por tu blog!

Me gustaría hablar contigo, soobre una proposición para tu blog, por ello, te dejo mi email ( consultas@masqueunreloj.com ) y finalmente mi skype por si tienes, jose.qg1

Por favor, agradecería que te pusieras en contacto conmigo, un saludo!

José Q. www.MasqueunReloj.com,
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