Calidad en la Administración Pública en Panamá: Un tema de competitividad







Tradicionalmente en Panamá ha existido una escisión entre competitividad y administración pública como elementos generadores y catalizadores del desarrollo productivo del país.

Dicha escisión tiene su génesis en diversos factores: que van desde la inherente naturaleza caótica de la administración pública como sistema complejo, pasando por su necesario, pero limitante componente normativo que a la vez que le da sustento y legitimidad, le resta flexibilidad y capacidad de adaptación para actuar con agilidad frente a las exigencias del mercado, desembocando por último en el desconocimiento técnico sobre la utilización de herramientas de gestión que permitan crear las condiciones para la integración de ambos elementos (competitividad-administración pública).

La competitividad de un país se encuentra íntimamente relacionada entre otras cosas, a la capacidad que posea cada una de sus instituciones y todas ellas en conjunto de ser lo suficientemente amigables, flexibles y transparentes como para gestionar los negocios de nacionales y extranjeros bajo los máximos estándares de calidad.

Una administración pública amigable para la inversión extranjera, en la línea de ideas de mi especialidad, es aquella que posibilita la inversión y la competitividad en el marco de reglas claras y transparentes, sumado a procesos y procedimientos administrativos sencillos, seguros y confiables capaces de ofrecer respuestas que satisfagan el cúmulo de necesidades y expectativas de diversos stakeholders con morfologías e intereses distintos, por su condición de nacionales unos y extranjeros otros.

La posibilidad de llegar a un nivel de calidad en la gestión pública como el que hemos apuntado, requiere de una serie de condiciones previas, entre las que mencionaremos solo algunas:

• Adopción de normas legales y procedimentales claras.

• Selección de funcionarios en base a habilidades y competencias y/o profesionalización de los funcionarios ya incorporados al sistema.

• Gestión de remuneraciones, reconocimientos, compensaciones y estímulos que no necesariamente tienen que ser de carácter económico.

• Incorporación de tecnologías de la información que acerquen la administración al usuario y posibiliten la tramitación de la mayor cantidad de trámites posibles vía telemática.

• Implementación de procedimientos modernos estructurados en base a las necesidades de la organización y del destinatario final del servicio público.

En este sentido, poder comprender que la adaptación de la administración pública a las realidades del entorno no se perfecciona únicamente a través de memorándums, decretos y soluciones meramente normativas y que dicho proceso requiere de la generación de una serie de condiciones como las anteriormente mencionadas, es un punto de partida importante en el contexto de un sinnúmero de iniciativas modernizadoras e innovadoras como las que se quieren adelantar en materia de calidad en la gestión pública en nuestro país.

Las especificidades de Panamá en el contexto internacional, sumado a nuestra vitoreada posición geográfica, nos ubica en un plano muy particular y diferenciable con respecto al resto de nuestros hermanos latinoamericanos, centroamericanos y caribeños; razón por la cual las fórmulas de gestión pública que han dado buenos resultados en otros países deben ser consideradas como “buenas prácticas” o “guías”, mas no así como recetas infalibles a ser copiadas e implementadas sin un análisis concienzudo de su viabilidad.

La realidad es que ya no contamos con el tiempo necesario para improvisar, ensayar y hacernos de la vista gorda con los desfases de la administración pública panameña, tanto a nivel político como a nivel técnico - administrativo.

El lesseferismo con que en ciertos momentos se ha omitido la implementación de medidas modernizadoras que afectan la administración pública por llevar aparejado un costo político y la improvisación con la que se ha manejado el tema administrativo público es un claro indicio del limitado entendimiento de quiénes en diferentes momentos de la historia patria han tenido el poder y la capacidad para cambiar la forma en que se administra lo cosa pública.

Las circunstancias económicas a nivel mundial y la visibilidad que ha tenido el país al ser bien evaluado por distintas entidades de calificación de riesgo, el auge inmobiliario y la debacle de otrora inquebrantables economías a nivel mundial, nos han colocado en el visor del globo como “país de enorme atractivo para las inversiones”, situación ésta que nos obliga a tomar las riendas de la administración pública, de manera estratégica y planificada, haciendo uso de conocimientos y herramientas de gestión que posibiliten la mejora continua de nuestras organizaciones públicas, dejando de lado en lo posible criterios clientelistas que no necesariamente posicionan a los mejores  frente a cargos de dirección pública.

La administración Pública panameña, requiere de individuos capacitados no solo para resolver los problemas puntuales del día a día (el expediente extraviado, el papel traspapelado, el sistema caído, etc.), sino de individuos capaces de comprender el rol que le corresponde dentro del sector en el que se encuentra su institución en el mapa productivo nacional, así como de sistemas diseñados para reducir y evitar en lo posible los llamados "errores del día a día" que sumados todos representan la ineficiencia manifiesta de un modelo de gestión pública arcaico y desfasado que da como resultado una administración pública ralentizada, tortuguista e insuficientemente competitiva.

La asimilación de roles y el compromiso de los individuos que conforman la administración pública, requiere cambios de paradigma a nivel general, tanto a nivel político, directivo y funcionarial. Sin embargo, aunado a la importancia de considerar el factor “talento humano” en la administración pública, el cambio de paradigma destinado al mejoramiento de la gestión pública en Panamá, debe considerar además la consecución de ciertos objetivos:

• Potenciar la adaptación de la administración pública a las necesidades del entorno.

• Dotar a las organizaciones públicas de ventajas competitivas.

• Minimizar los tiempos y errores en la prestación de los servicios públicos.

• Implementar modelos de calidad en la gestión que permitan el mejoramiento continuo de la organización.

• Cumplir con los objetivos institucionales propuestos en base al posicionamiento de la institución en el mapa productivo nacional previamente establecido en el Plan Estratégico Nacional.(Eficacia)

• Aprovechar los recursos existentes. (Eficiencia)

• Verificar las expectativas de los clientes/usuarios/contribuyentes mediante sistema de sugerencias y quejas.

• Despolitizar la parte operativa y ejecutiva de la administración pública, entendiendo que aunque ciertos puestos de “confianza” serán decididos bajo criterios políticos, se debe conservar en lo posible a otros niveles (carácter operativo) el criterio de profesionalismo y excelencia en la selección del talento humano.

Este último punto adquiere especial relevancia, si se tiene en cuenta que tal como no se nos ocurriría destinar a un abogado la construcción de un edificio, a un físico cuántico la redacción de leyes o a un economista la realización de una cirugía a corazón abierto, a menos que estuviese preparado y capacitado para ambos roles, no debemos seguir delegando la administración de nuestras instituciones públicas a personas que no poseen las aptitudes, actitudes, habilidades y competencias para gestionar la administración pública con calidad y entender su importancia en el engranaje productivo nacional e internacional.

En la actualidad aunque Panamá ha avanzado notablemente en materia de modernización de la gestión pública, queda un camino importante por recorrer, si se quiere elevar nuestras administraciones a un nivel mucho más competitivo que les permita dar la talla en las grandes ligas de los servicios y negocios internacionales.

Si se tiene en consideración en todo momento de la planificación estratégica de las acciones públicas el elemento competitividad y logramos entender finalmente que este se perfecciona en gran medida por la capacidad que tenga la administración pública en armónica colaboración con el sector privado de calibrar las expectativas ciudadanas con las necesidades de clientes internacionales en busca de administraciones públicas amigables, eficientes y transparentes en quiénes depositar su confianza e intereses, podremos realizar las acciones necesarias como para elevar el nivel de calidad de nuestro servicio público.

Ahora bien, no debemos desalentarnos, ya que como manifesté en una invitación que laRevista de Expertos Iberoamericanos de la Gestión Pública, me hiciera para elaborar un artículo sobre los Retos de Panamá en materia de Gestión Pública, no se trata solo de exponer lo negativo, sin reconocer lo aspectos positivos de algunas instituciones públicas que han iniciado su camino hacia la excelencia y la calidad; como por ejemplo, la Autoridad Marítima de Panamá y la Autoridad del Canal, por citar solo dos de ellas, sino de propiciar un análisis sobre nuestras tareas pendientes en esta materia.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola buen dia, me parece interesante sus opiniones al respecto ya que encuentro realizando un estudio similar en Mexico y me gustaria compartir con usted algunos puntos de vista. mi correo es jordi_2k03@hotmail.com

gracias

Anónimo dijo...

hay una profesora en una Universidad de Panamá, denominada UMECIT, que tiene este artículo como si fuese elaboración de ella y lo pone como un módulo en una materia de licenciatura de trabajo social....no hay respeto al Derecho de Autor...ni siquiera tiene la gentileza de hacer un análisis al documento, lo copio tal cual esta aquí....que clase de docentes tienen estas universidades privadas