La
Cumbre del Futuro, programada para septiembre de 2024 constituye una
oportunidad histórica para reformular las estructuras de la gobernanza global, desigualdades,
desafíos de sostenibilidad, y la urgente necesidad de una cooperación
internacional más efectiva, capaz de marcar un hito en
la historia del multilateralismo.
Con
el anuncio del "Pacto para el Futuro", se busca estructurar un
compromiso global en torno a áreas clave como el desarrollo sostenible, la paz
y seguridad internacionales, la ciencia, tecnología e innovación, y la
transformación de la gobernanza mundial. Este pacto representa no solo una
promesa a los ciudadanos del mundo, sino también un reconocimiento de la
necesidad de soluciones universales frente a problemas globales.
Sin
embargo, hay un elemento crítico que parece haber quedado relegado en las
prioridades de esta cumbre: la Inteligencia Artificial (IA). La omisión de la
IA como factor transversal en la discusión de los desafíos futuros es una oportunidad perdida de reconocer y aprovechar una
de las herramientas más potentes de nuestro tiempo para el desarrollo
sostenible y la gobernanza global.
La inteligencia
artificial tiene el potencial de transformar radicalmente todos los aspectos de
nuestra vida, desde la economía y el empleo hasta la educación y la salud, ya
que su capacidad para procesar grandes volúmenes de datos, aprender de ellos y
tomar decisiones complejas la convierte en un recurso indispensable para
abordar los desafíos más acuciantes de nuestro tiempo, como el cambio
climático, las pandemias, y la inseguridad alimentaria y energética. Sin
embargo, la gobernanza ética y responsable de la inteligencia artificial es
crucial para asegurar que sus beneficios se maximicen mientras se minimizan sus
riesgos y se protegen los derechos humanos.
Uno
de los mayores desafíos en la gobernanza de la inteligencia artificial es el
desarrollo de un marco ético y regulatorio global, de cara al abordaje de cuestiones
como la privacidad de datos, la seguridad cibernética, la equidad en el acceso
y uso de la inteligencia artificial, y la prevención de sesgos algorítmicos. En este contexto, la
Cumbre del Futuro es un espacio ideal para que los líderes mundiales,
incluido Panamá, debatan y formulen iniciativas estratégicas para el abordaje de estos desafíos.
Panamá, puede ser un actor clave para impulsar la formulación de políticas globales de IA, tanto para la promoción de estándares internacionales para la privacidad de datos y la seguridad cibernética, así como la colaboración en el desarrollo de directrices éticas para el uso de la IA. Además, Panamá puede liderar en la promoción de la IA para el desarrollo sostenible, alineando la tecnología con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La IA, al avanzar mucho más rápido de lo que los Estados y las organizaciones internacionales pueden regular, plantea desafíos significativos para la democracia y la política internacional. La posibilidad de manipular emociones y comportamientos a través de la tecnología plantea el riesgo de una "dictadura informacional", amenazando el funcionamiento de la democracia representativa (Girardi, 2018).
En el marco de la Cumbre del Futuro 2024, este análisis resalta la urgencia de abordar la gobernanza global de la IA. La cumbre ofrece una plataforma única para discutir y desarrollar estrategias que no solo aborden los aspectos técnicos y económicos de la IA, sino también sus implicaciones éticas, sociales y políticas. Dada la influencia transversal de la IA en múltiples sectores, es crucial que la Cumbre del Futuro dedique atención específica a este tema, incorporando en sus discusiones perspectivas que abarquen desde el desarrollo tecnológico hasta las implicaciones geopolíticas y éticas.
La
Cumbre del Futuro 2024 debe reconocer y abordar la IA no solo como una
herramienta tecnológica, sino como un fenómeno geopolítico con profundas
implicaciones para la democracia, la economía y la sociedad global. La
inclusión de un enfoque integral sobre la IA en la agenda de la cumbre es vital
para asegurar que las políticas y estrategias desarrolladas sean equitativas,
éticas y sostenibles, y que contribuyan a un futuro más justo y democrático.
Una
dimensión crítica que la Cumbre del Futuro debe considerar es la ética en el
desarrollo y uso de la IA. Los desafíos éticos incluyen la protección de la
privacidad, la equidad en el acceso a la tecnología, la transparencia en los
algoritmos y la prevención de sesgos discriminatorios. Estos aspectos éticos
son fundamentales para garantizar que la IA beneficie a toda la humanidad y no
solo a unos pocos privilegiados.
El
multilateralismo, como pilar de la gobernanza global, es esencial para abordar
estos desafíos éticos de la IA. La cooperación internacional y el diálogo entre
naciones, organizaciones y comunidades diversas son clave para desarrollar
normas y estándares globales que rijan el uso ético de la IA. Solo a través de
un enfoque multilateral podremos asegurar que la IA se desarrolle de manera que
respete los derechos humanos universales y fomente la inclusión y la equidad.
El multilateralismo en la era de la IA también implica una colaboración transfronteriza en investigación y desarrollo, compartiendo conocimientos y recursos para avanzar en la innovación tecnológica de manera responsable. Además, es crucial para la implementación de estrategias globales que mitiguen los riesgos de la IA, como la automatización descontrolada y el uso indebido en vigilancia y control social.
Es
fundamental que la Cumbre del Futuro reconozca este hecho y se comprometa a
integrar la IA en su agenda, incluyendo sus desafíos éticos y la importancia
del multilateralismo en su gobernanza. Esto implica no solo fomentar su
desarrollo y adopción a nivel global, sino también establecer marcos éticos y
regulatorios que aseguren su uso responsable y equitativo. La IA no es solo una
herramienta tecnológica, sino un facilitador de desarrollo humano y un posible
catal
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